El Centro de Bellas Artes
Consciente de la falta de facilidades físicas para el teatro profesional, el Instituto de Cultura recomendó la construcción de un nuevo teatro en el área metropolitana, específicamente en el área de Minillas en Santurce, para fortalecer la clase teatral puertorriqueña. Por esta iniciativa la Asamblea Legislativa aprobó legislación para encomendar el diseño y construcción del gran Centro de Bellas Artes. El teatro contaría con 2,000 butacas aproximadamente para presentaciones de ópera, zarzuela, conciertos sinfónicos, festivales de folklore y música popular y otros espectáculos. Además, un teatro más pequeño para obras experimentales, música de cámara y cine documental.
A finales del año 1968 don Ricardo Alegría presentó su renuncia al cargo en el Instituto de Cultura. El extenso testimonio documental en cuatro pliegos revela los avances alcanzados durante el periodo de noviembre de 1955 hasta la fecha de dicha carta, 31 de diciembre de 1968.
Como reacción a la carta de don Ricardo, la Junta de Directores convocó a una reunión extraordinaria para discutir tan complicado asunto además de los expresados en la AGENDA para la reunión a efectuarse el 13 de enero de 1969.
La renuncia de don Ricardo no fue aceptada por la Junta.
Posteriormente, documentos de principios de la década de 1970 nos dan una idea de algunas gestiones realizadas por él con agencias como la Corporación de Renovación Urbana y Vivienda (CRUV), la Autoridad de Edificios Públicos (AEP), o la Autoridad de las Fuentes Fluviales (AFF), para la obtención de permisos y servicios durante la primera etapa del complejo proyecto para la construcción del Centro de las Bellas Artes.
La construcción del Centro de las Bellas Artes, que se había estado gestionando durante muchos años, daría mayor ímpetu al desarrollo de la clase teatral y artística del país. Este gigante proyecto tardó 10 años en desarrollarse, inaugurándose en el 1981 pero no bajo la administración del Instituto de Cultura.